lunes, agosto 27, 2012

Conflicto

Muchas personas somos adversas al conflicto. Nos contorsionamos emocional y socialmente con tal de evitarlo. Sin embargo, el conflicto lejos de ser la excepción, es la constante.

En ésta presentación de TED, Margaret Hefferman ilustra los potenciales beneficios del conflicto en las organizaciones:
 

Los aspectos benéficos del conflicto no son exclusivos de las organizaciones. También las personas individuales nos beneficiamos de él. En particular, casi todo tipo de diversión contiene algún tipo de conflicto en su núcleo. En las narrativas dramáticas (sean novelas o cuentos, películas, o series televisivas), el conflicto es lo que mueve la historia. La competencia deportiva está predicada en la oposición de los competidores. Inclusive, la motivación generalmente está informada por algún tipo de conflicto u oposición; es decir, cuando nos ponemos objetivos interesantes --es decir, no triviales-- generalmente implica algún reto (otra forma de decir resistencia u oposición, y por lo tanto conflicto).

La cuestión no es si el conflicto existe, o su bondad, sino en cómo es que lo manejamos. Necesitamos las habilidades para manejar el conflicto hacia la productividad, y no sólo hacia la destrucción y negatividad.

jueves, agosto 16, 2012

El absurdo (y las canas).

Hoy me eché a reir. Reí como loco. Pensé que me estaba volviendo loco. ¿Por qué habría de estar riéndme de esa manera, tan incontrolable?

Me miré en el espejo. Noté que había envejecido. No es que fuese joven y de pronto diese el viejazo. No. No era eso. Otra cosa. Sin embargo, no puedo puedo ponerle el dedo. Ya sé. Las canas. Son las canas.

Desde el final de mi adolescencia he tenido canas. No muchas, claro, pero las podía ver. Al paso del tiempo, me han brotado más. Quiero decir, más cabellos han perdido su pigmentación juvenil, poniéndose tiesas, ingobernables.

¿Será que las canas son cabello muerto? No puede ser, porque el cabello me sigue creciendo. Yo no padezco de la pérdida de pelo. En todo caso, me abunda. De hecho,  ahora tengo que ir más seguido al corte. Son las canas. Es por eso. Son más tiesas de forma que al ser más largas, se vuelven tanto más rebeldes.

Vaya. Las cosas que uno descubre con el tiempo. ¿Sabiduría? No lo creo. Simple experiencia.

En todo caso, las canas se me ven más claramente. No es que no las tenga. Siempre las he tenido. Al menos desde que noté la primera a los dieciocho años. Sin embargo, no se me ven porque las tiño.

No era mi intención, originalmente. ¿Por qué habría de teñirme el cabello? No para cubrirme las canas. Eso no me importaba. Cuándo me ha importado eso. No. Lo hice porque quería cambiar de aspecto. Quería tener el pelo rojo.

El tinte no pegó. Las canas (¡siempre son las canas!) apenas si tomaron un tinte rojizo, más bien como transparente. El resto del pelo café apenas si se afectó. A pesar del obvio fracaso, me gustó el efecto. Fue la primera vez que me pinté el cabello, siempre con el efecto diferente del deseado.

Desde entonces, ya va para diez años, me lo pinto, de cuando en cuando. Ya me gustó. No me importa que se me vean las canas, pero ya me gustó pintarme el pelo.

Procuré varios tonos diferentes, incluyendo otro intento de pelo rojo. Pero no pega, no entinta. El pelo sólo se me oscurece. Entonces, en vez de un café medio oscuro, se me pone oscuro. Eso sí, el tinte sí cubre las canas, no como aquella primera vez que tan sólo las coloreó un poco.

Como sea, sin las canas visibles me miró más joven. Por eso ahora que me ví en el espejo me noté más viejo. Son las canas. Ya se me ven. Es hora de volver a entintar. ¿Me importa que se vean las canas? No me importa. Eso pienso. Pero sospecho que sí.

Pero ahora recuerdo porque reía tan sonoramente. Me volvió la memoria del humor incontrolable. El absurdo. El absurdo de la vida. Las canas son absurdas. El tinte es absurdo. La vanidad es absurda. El que me vea más viejo es absurdo. El que me vea más joven es absurdo. La vida es absurda. ¿Por qué no habría de reír?

Ya vi otra cana. Las canas. Siempre son las canas.

lunes, agosto 13, 2012

Desidia

A veces siente el peso del mundo encima. Literalmente. No puedo respirar, y me niego a mirar hacia arriba o hacia adelante.

A veces, me río de esa situación absurda. No tengo el peso del mundo encima. De hecho, mis preocupaciones son pequeñas, a veces cómicas. Ondulo entre éstos dos extremos.

Lo que más me corroe es mi desidia. Es una de las cosas que más me calan. Y es tan simple, porque tan sólo se trata de hacer las cosas. No sé por qué tenga que ser difícil. Y sin embargo, persisto.

Ahora bien, el esperar hasta el último momento no siempre es una mala estrategia. Pero no puede ser tampoco la única. Sobre todo cuando lo que se tiene que hacer es una trivialidad.

Y sin embargo, persisto.

jueves, agosto 09, 2012

De Tripas, Corazón

Hace tiempo no escribo acá. Podría plantear un millón de excusas. Pero ninguna sería cierta. La realidad es que he estado pasando por un periodo difícil, y ha sufrido mi motivación.'

Sin embargo, tengo que seguir, a pesar de todo. La motivación es importante. Pero cuando la motivación flaquea es precisamente cuando hay que echarle más ganas: se aprietan los dientes, se baja la cabeza, y se avanza con determinación. Como dice el dicho, "de tripas, corazón".

Ya veremos....