No cabe duda que la envidia es cabrona. Después de que la película Babel fuese nominada para siete premios "Oscar" (de las cuáles obtuvo uno), los realizadores de este filme y colaboradores en "Amores Perros" y "21 Gramos" se ponen a pelear como perros y gatos.
Y es que el director Alejandro González Iñárritu le reclama al guionista Guillermo Arriaga "No fuiste -y nunca te has dejado sentir- parte de este equipo y tus declaraciones son lamentables y muy reductivo punto final de este maravilloso y colectivo proceso que nosotros hemos vivido y ahora celebramos"
¡Tómala Barbón!
A mi lo que me llama la atención es que este reclamo lo haya hecho público el director, mediante un desplegado en la revista Chilango, correspondiente al 26 de febrero. Además, el desplegado también va firmado por otros colaboradores eventuales de González Iñárritu como lo fue Gael García.
Me pregunto: ¿Qué pinche necesidad de hacer público un pleito que es esencialmente privado? ¿Qué, a poco ahora se le quiere echar la culpa a Arriaga de que Babel no haya sido más afortunada en la entrega de estatuillas? No manchen. Parece pleito de secundaria. Esto es para que veámos que nomás porque son famosos no los hace menos humanos.
martes, febrero 20, 2007
Resentimiento y Agradecimiento
Mis sacrificios nutren mis resentimientos. Por lo general mi sacrificio lleva una expectativa implícita de agradecimiento o reconocimiento. Sin embargo, es común que los beneficiarios de mi generosidad en vez de agradecérmelo, inclusive me lleguen a aborrecer por el auxilio prestado (hay que ponderar esto con más calma en otra ocasión).
El rechazo hacia mí como benefactor se origina comúnmente por un sentimiento de inferioridad. También es cierto que a mucha gente les gusta pensar que su éxito es producto meramente de su propio esfuerzo o de la aplicación de recursos que ellos han generado por si mismos. Este es el mito de Éxito Autosuficiente. Reconocer que este mito no es del todo cierto disminuye el sentimiento de logro y de triunfo.
En general, digámoslo así: la gente somos malagradecidos.
Este es un comportamiento común y hasta normal en las personas. Por supuesto, también es la semilla de la cual nace una buena parte del conflicto humano.
Hay dos maneras generales de resolver este conflicto particular: eliminar los actos sacrificiales, o bien reconocer y agradecer el beneficio recibido. La primera solución es proactiva, mientras que la segunda es reactiva.
Veamos la solución proactiva de más cerca. Una manera rápida de eliminar el sacrificio es directo: dejar de hacerlo. No obstante, en ocasiones el dejar de hacer lo que hacemos no es una opción factible. En dado caso, si aun se desea eliminar el conflicto y el potencial resentimiento futuro (o actual) entonces debo de cambiar mi actitud respecto a lo que hago: si considero el sacrificio como un costo, entonces ¿cuáles son los beneficios que obtengo a cambio? Los debe que haber ya que de lo contrario sería una locura el hacer algo que no me da ningún beneficio en lo absoluto (que es diferente a no reconocer los beneficios). Si me enfoco en el beneficio, entonces puedo desarrollar una aprecio renovado de mis actos. Esto me ayuda a fomentar un sentimiento que es diametralmente opuesto al resentimiento: el agradecimiento.
Desde luego, podría seguir en el camino del resentimiento y del conflicto. Es mi elección. Pero ahora sé que hay otras posibilidades.
El rechazo hacia mí como benefactor se origina comúnmente por un sentimiento de inferioridad. También es cierto que a mucha gente les gusta pensar que su éxito es producto meramente de su propio esfuerzo o de la aplicación de recursos que ellos han generado por si mismos. Este es el mito de Éxito Autosuficiente. Reconocer que este mito no es del todo cierto disminuye el sentimiento de logro y de triunfo.
En general, digámoslo así: la gente somos malagradecidos.
Este es un comportamiento común y hasta normal en las personas. Por supuesto, también es la semilla de la cual nace una buena parte del conflicto humano.
Hay dos maneras generales de resolver este conflicto particular: eliminar los actos sacrificiales, o bien reconocer y agradecer el beneficio recibido. La primera solución es proactiva, mientras que la segunda es reactiva.
Veamos la solución proactiva de más cerca. Una manera rápida de eliminar el sacrificio es directo: dejar de hacerlo. No obstante, en ocasiones el dejar de hacer lo que hacemos no es una opción factible. En dado caso, si aun se desea eliminar el conflicto y el potencial resentimiento futuro (o actual) entonces debo de cambiar mi actitud respecto a lo que hago: si considero el sacrificio como un costo, entonces ¿cuáles son los beneficios que obtengo a cambio? Los debe que haber ya que de lo contrario sería una locura el hacer algo que no me da ningún beneficio en lo absoluto (que es diferente a no reconocer los beneficios). Si me enfoco en el beneficio, entonces puedo desarrollar una aprecio renovado de mis actos. Esto me ayuda a fomentar un sentimiento que es diametralmente opuesto al resentimiento: el agradecimiento.
Desde luego, podría seguir en el camino del resentimiento y del conflicto. Es mi elección. Pero ahora sé que hay otras posibilidades.
lunes, febrero 12, 2007
Yo soy lo que pienso
Últimamente he estado reforzando el esquema de pensamiento que nació hace ya seis años. En aquel tiempo me veía como un hombre derrotado, víctima de la incomprensión y del mal trato a manos de una "pinche vieja". Y, desde luego, lo era.
Pero luego me dí cuenta de que no había tal cosa como derrota, y que la condición de víctima es auto-impuesta, y que las cosas que otros hacen son responsabilidad de ellos y que yo era responsable solo de la parte que me tocaba. Entonces, lo que era dejé de serlo.
No fue cosa de "olvidar", pero sí de dejar el pasado. Voltee la cara hacia adelante, y al pasado le dije adiós (de todas maneras, ya había pasado). Ahora entiendo que no se puede pedir la perfección a las personas, porque en última instancia, el pedirlo te lleva directamente a la decepción. Yo no espero que la gente me decepcione, desde luego; pero si lo hace, no es para hacerla de tanta emoción.
Creo en el poder del perdón; sobre todo aplicado a mi propia persona. Pero sobre todo, creo en el poder del pensamiento positivo y que a pesar de todo, lo que importa no es tanto qué sucede, sino qué es lo que hago. Y lo que hago está condicionado por lo que pienso. Por eso, quiero pensar cosas positivas.
Esto lo extiendo a lo más simple. Por ejemplo, es común que el tráfico por la mañana esté pesado. Entonces, cuando salgo de la casa por la mañana, para ir a la oficina no pienso "ojalá que el tráfico no esté pesado". Eso es una idea negativa. Desde luego, se puede debatir si una doble negación es una afirmación. Desde un punto de vista lógico sí lo es. Pero desde el punto de vista del pensamiento positivo, una negación negada sigue siendo una negación. Por lo mismo, procuro pensar "ojalá que el tráfico sea ligero". Nuevamente, en términos lógicos ambas expresiones tienen el mismo valor. Pero uno expresa la negación de un aspecto negativo ("tráfico pesado") y la otra plantea la realización de un aspecto positivo o deseable ("tráfico ligero").
Qué sucede si salgo rumbo al trabajo, deseando lo positivo, pero me encuentro con lo contrario a lo que deseo. En ese caso, lo menos que hago es desesperar. Lo que procuro es tener atención y manejar con cuidado. Si vamos avanzando, entonces llegaré a mi destino. Y si no, entonces, aprovecho para disfrutar de la programación del radio. Por lo general, procuro salir temprano a fin de tenerla oportunidad de ajustarme a las condiciones del camino. Y si no lo hice y estoy en esa situación, ¡entonces con más razón disfruto de la música que me gusta!
Yo soy lo que pienso. Como quiero ser una persona que aporte cosas positivas al mundo, entonces mantengo una actitud positiva, y pienso positivamente. Y eso es lo que quiero hacer y que hago.
Pero luego me dí cuenta de que no había tal cosa como derrota, y que la condición de víctima es auto-impuesta, y que las cosas que otros hacen son responsabilidad de ellos y que yo era responsable solo de la parte que me tocaba. Entonces, lo que era dejé de serlo.
No fue cosa de "olvidar", pero sí de dejar el pasado. Voltee la cara hacia adelante, y al pasado le dije adiós (de todas maneras, ya había pasado). Ahora entiendo que no se puede pedir la perfección a las personas, porque en última instancia, el pedirlo te lleva directamente a la decepción. Yo no espero que la gente me decepcione, desde luego; pero si lo hace, no es para hacerla de tanta emoción.
Creo en el poder del perdón; sobre todo aplicado a mi propia persona. Pero sobre todo, creo en el poder del pensamiento positivo y que a pesar de todo, lo que importa no es tanto qué sucede, sino qué es lo que hago. Y lo que hago está condicionado por lo que pienso. Por eso, quiero pensar cosas positivas.
Esto lo extiendo a lo más simple. Por ejemplo, es común que el tráfico por la mañana esté pesado. Entonces, cuando salgo de la casa por la mañana, para ir a la oficina no pienso "ojalá que el tráfico no esté pesado". Eso es una idea negativa. Desde luego, se puede debatir si una doble negación es una afirmación. Desde un punto de vista lógico sí lo es. Pero desde el punto de vista del pensamiento positivo, una negación negada sigue siendo una negación. Por lo mismo, procuro pensar "ojalá que el tráfico sea ligero". Nuevamente, en términos lógicos ambas expresiones tienen el mismo valor. Pero uno expresa la negación de un aspecto negativo ("tráfico pesado") y la otra plantea la realización de un aspecto positivo o deseable ("tráfico ligero").
Qué sucede si salgo rumbo al trabajo, deseando lo positivo, pero me encuentro con lo contrario a lo que deseo. En ese caso, lo menos que hago es desesperar. Lo que procuro es tener atención y manejar con cuidado. Si vamos avanzando, entonces llegaré a mi destino. Y si no, entonces, aprovecho para disfrutar de la programación del radio. Por lo general, procuro salir temprano a fin de tenerla oportunidad de ajustarme a las condiciones del camino. Y si no lo hice y estoy en esa situación, ¡entonces con más razón disfruto de la música que me gusta!
Yo soy lo que pienso. Como quiero ser una persona que aporte cosas positivas al mundo, entonces mantengo una actitud positiva, y pienso positivamente. Y eso es lo que quiero hacer y que hago.
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