Todos los días es la misma rutina: Despertar, bañar, cambiar, desayunar, ir a trabajar, trabajar, regresar a casa, cenar, dormir. Es una rutina que, con mayor o menor fidelidad, siguen millones de personas en el mundo. Por eso es que existe el futbol. :->
En mi caso, el futbol se llama Chivas. No voy a decir que soy un fanático ciego seguidor de Chivas. Nunca he sido fanático y ciego -por ira o por enamoramiento solamente. Más bien, fiel a mi estilo, soy un seguidor crítico y sereno, pero eso sí, incondicional en mi afición.
Chivas es un equipo diferente. La principal diferencia es que que se atreve a sostener un principio por sobre cualquier situación, y esa es su mexicanidad. Solo hay dos equipos profesionales en el mundo que solo han alineado a Mexicanos como regla: la Selección Nacional -el Tri- y Chivas. Pero aun en la mexicanidad, Chivas supera a la Selección.
Chivas sólo admite Mexicanos en el campo de juego. Y no solo Mexicanos, sino además, Mexicanos nacidos en México. Es decir, Chivas no acepta jugadores naturalizados mexicanos -cosa que sí ha aceptado la Selección Nacional, lo cual está bien por mí- ni acepta jugadores que hayan nacido fuera del territorio nacional. En las filas de Chivas, solo han militado jugadores nacionales, mexicanos. Siempre.
Se podría alegar que es una propuesta chovinista, excluyente. Admito parcialmente a la acusación. Pero no es una propuesta agresiva, porque no establece que el extranjero sea menos, o que el mexicano sea superior. Simplemente es una regla surgida de principio del Club que se ha mantenido, fortalecido a traves del tiempo. Es su mística, es su Principio Sine Qua Non, es la quintaesencia de su existencia.
Desconozco si sea la única situación que haya en el mundo. Y no me refiero a un equipo profesional integrado por jugadores del mismo país (en México puedo recordar a una época de Pumas, en que su plantel era 100% mexicano) sino que además lo sostenga como uno de sus Principios fundamentales.
Las cosas podrán cambiar en mi vida, la rutina podrá variar, la compañía podrá cambiar, podré cambiar de país. Pero una cosa es cierta, donde quiera que vaya, siempre llevaré este grito en mi pecho: Soy Chiva, ¿Y Qué?