Mientras que me preparo para el futuro que viene, el presente silenciosamente subvierte mi pasado. Pienso que seré feliz en un glorioso porvenir, y me olvido que todas las condiciones para la felicidad ya existen aqui, ahora. Busco afanosamente la moneda centenaria, sin darme cuenta que las otras 99 son todo el tesoro; no hay más.
Miraré mi vida de manera fundamental. Haré inventario de lo que tengo, sobre todo lo que tengo dentro. ¿Qué me falta? ¿Realmente me hace falta?
Busco "el amor", "la felicidad". Existen ya dentro de mí. El saludable amor propio es la condición esencial para realmente amar a mi pareja. La felicidad nunca es generada por factores externos, por más que me engañe al respecto, o caiga en la trampa de los que me engañan por conveniencia.
La riqueza monetaria es el canto de la sirenas del mundo material. Al ir hacia ellas, mi nave se dirige inexorablemente a las peñas ocultas que provocarán su terrible ocaso.