Lo único que realmente poseo es a mí mismo.
Tengo la capacidad de pensar, de actuar, de decidir, de elegir. Sólo eso. Me engaño pensando que puedo tener cosas externas a mí. El tener el control sobre algo o alguien es una ilusión vana. El control es en sí mismo ilusión. Controlo prácticamente nada. Cualquier control que pienso tener se puede perder en un instante.
Míos son los pensamientos, mis acciones me corresponden. Y sólo eso. Lo demás está temporalmente bajo mi influencia., y es cuestión de tiempo para que deje de estarlo.
Creo en el alma, y esa es mi única posesión verdadera.