Ésta nota de "Marginal Revolution" habla acerca de un máquina expendedora en Japón que reconoce si el cliente es elegible para comprar legalmente cigarrillos, basados en características físicas del mismo.
No sé si sea realidad, pero nada menos ayer que pasé a una tienda Target, la despachadora me comentó que el sistema decía que tenía menos de 35 años. Y me señaló a la pantalla, donde de hecho, lo decía. ¿Será que también tienen una tecnología similar? La razón es porque compré una botella de vino tinto. O a lo mejor era pregunta, pero debía preguntar si pareceía mayor a 21 no menor a 35. O qué, ¿los menores a 35 no tienen derecho a beber el fermento de la vid?
Toda esa tecnología está bien, pero me da escalofríos pensar que algún día cercano una máquina esté decidiendo qué puedo o no hacer, en función de mi aspecto físico; o peor, que procure saber qué estoy pensando, o si estoy mintiendo o diciendo la verdad. No me da temor de que me cachen en la movida --aunque, desde luego, hay eso-- sino lo que me atemoriza es que todas las tecnologías tienen fallas, así que depender de ellas para cosas tan sensibles no me late.