viernes, octubre 13, 2006

Vivir con Imaginación, Esperanza

Le decía a Chiquipi, el otro día, que estábamos como necios, corriendo con todas nuestras fuerzas para chocar con la pared. Cada vez que nos estrellamos, nos causa daño. No obstante, nos levantamos heridos, sangrando, enloquecidos y volvemos a la carga: contra la misma pared.

Creo que hay mejores maneras de hacerlo. Sin embargo, no estamos usando la imaginación. Tú dirás, tiene razón X o tiene razón Y. Pero el que X y Y tengan opiniones diferentes acerca del mismo tema erige esa pared. E insistir en que X o Y deban cambiar de postura implica estrellarse con ella. Y entre más insistamos, seguiremos golpeándonos con los mismos ladrillos y mortero.

Dice Siete Hábitos que hay que vivir con la imaginación, más que con la experiencia. Porque la experiencia --aunque nos enseña-- nos limita. Usar la imaginación significa ser libres: libre de temores, de malas experiencias, de caminar el sendero que más nos plazca. Pero casi nunca ejerzo mi libertad a la imaginación. No sé por qué no lo hago. Tal vez me dé miedo. Y allí está toda la esencia de esta vida: El Temor Como Factor Principal de Mi Vida.

Yo creo que los niños viven mayoritariamente de la imaginación. Por eso es que tienen estas vidas internas tan enriquecidas. Pero la imaginación se va apagando cuando el Temor empieza a ejercer su mandato. Para cuando salimos de la adolescencia (¡vaya época tétrica!) somos fieles a sus Órdenes.

Sé que Chiquipi está en las garras del temor, de la incertidumbre. Y le puedo hablar acerca de cómo salir de esa etapa, como mirar hacia adelante con optimismo y positividad. Pero para salir de la oscuridad requiere de más que unas cuantas palabras, sin importar cuántas veces se repitan. Así pues, yo debo poner de mi parte, y ejercer la imaginación. Si quiero cambiar mi mundo, no puedo esperar a que el mundo cambie, sino que debo cambiar yo. Así que tendré que meditar acerca del camino a seguir, y crear una visión nueva, diferente, y también llena de esperanza, pero también de trabajo arduo (¿hay alguna otra novedad?).

Debo hacerlo por mi, en primera instancia. Pero también por ella y por mi pequeño príncipe. Si he de enseñar, ha de ser con el ejemplo.