jueves, enero 12, 2006

Confianza y Riesgo

Estoy enojado. Estoy muy enojado. No debería estarlo, pero lo estoy (las cosas no son como deberían ser, sino como son). Y estoy enojado conmigo mismo. Sé cómo salir de esta sensación, como dominar esta emoción, y es relexionando acerca de las causas de mi enojo, qué cosas puedo hacer para resolver el problema de raíz, y actuando para lograrlo.

Esto es más facil decirlo que hacerlo. Casi todo en la vida es así. La cuestión está en la confianza que tienes sobre otras personas. El problema es vivir con buena fé. En realidad, cuando te pones en dependencia con otra persona, y confías en que ese tercero va a cumplir con lo que quedó, con lo que dijo, con lo que tú esperas de él, entonces lo más seguro es que termines como yo. Decepcionado y enojado.

¿Qué hacer? En primer lugar, reconocer que no tiene la culpa la persona que te decepcionó, sino tú mismo por confiar en él. ¿Eso significa que la confianza es algo que se le debe negar a las personas? Yo no lo creo así. Lo que sí es cierto es que uno debe establecer criterios bien claros acerca de las expectativas que uno tiene, y las medidas para saber que las expectativas se van o no a cumplir. Y cuando no se cumplen, entonces es conocer las causas que llevaron a eso. No siempre está en el poder de las personas cumplir con lo que prometieron; no obstante, en muchos casos, sí lo pudieron hacer, y simplemente tuvieron otras prioridades divergentes a las tuyas.

La vida es un riesgo constante, y puesto que ninguna persona tiene la capacidad de hacer cosas por sí mismo, pues entonces tiene que correr el riesgo de la confianza. Por eso mismo, se deben considerar alternativas y contingencias para las ocasiones frecuentes cuando las expectativas no se cumplen. Esto es simplemente una forma de administración del riesgo, y es una alternativa a cerrar los ojos y creer que las personas siempre van a hacer lo que dijeron.

Mi punto es que hay que correr riesgos, pero con los ojos abiertos. Sepamos de una vez que las personas son falibles y que siempre lo serán. Aun las personas más confiables pueden no hacerlo en un momento dado. Esta es la realidad del mundo. Las cosas son como son.