martes, enero 20, 2009

El Amanecer de un Nuevo Día


(Foto Crédito: Steeleman204 en flickr.com)

Hoy Barack Obama será juramentado como el cuadragésimo cuarto presidente de los Estados Unidos de América. En todo el entorno se siente esperanza e ilusión.

Por supuesto, Obama es tan solo una persona --un líder carismático, sin duda, pero un hombre no obstante. La clave de su éxito será el impacto que tenga en la sicología colectiva, no solo en los Estados Unidos, sino --de hecho-- en todo el mundo.

El mundo entero está, potencialmente, en el umbral de una nueva era. Digo 'potencialmente' porque también está la posibilidad del desengaño y el fracaso. Por supuesto, no es mi expectativa, pero es una posiblidad.

Para todos sus pecados, la gracias salvadora de los Estados Unidos es la promesa de sus ideales. En muchas formas, la retórica ha sido mucho más que la realidad. Pero sea como sea, el ideal de la democracia norteamericana es un faro que ha ilumninado el mundo en los últimos 230 años. Es la hora de acercarse más al ideal, y hacerlo más plenamente verdadero para los propios ciudadanos del Coloso de América del Norte.

Lamentablemente, la miopía de la codicia ha hipotecado, verdaderamente, la viabilidad económica de los EEUU. La premisa de la prosperidad, tanto como la aspiración del éxito tiene que cambiarse. De nada sirve tener una prosperidad financiera volátil, sin tener el fundamento de la prosperidad económica de largo plazo.

Además, no solamente es la gran deuda externa que tiene los Estados Unidos parte de los obstáculos a su viabilidad sostenida. También está la deuda interna que se tiene con respecto de la creciente poblacion envejecida. El Seguro Social y asistencia médica tienen que reformarse seriamente para hacerlos viables a largo plazo.

Uno de los mitos más dañinos, pero neciamente duraderos, que tienen los Estados Unidos es la idea del individualismo a rajatabla. Ésta idea de que la unidad básica de la sociedad es el individuo me parece equívoca en el extremo. Por supuesto, entiendo el devenir histórico del mismo, pero eso no lo justifica. No estoy a favor del gobierno como figura paternal, necesariamente --el estado paternalista está a un paso del fascismo, por decirlo de forma suave. Pero sí creo que debe haber un balance justo entre los derechos de la colectividad y los del individuo.

Obama tiene la oportunidad histórica de establecer un nuevo orden, tanto en lo interno de su país, como en el entorno mundial. Dios le dé fuerza y claridad para hacer lo correcto.