jueves, marzo 31, 2005

Política Muerta

La política está envenenada. El debate es cada vez más un gritar entre sordos. Los políticos le predican al coro, mientras que la mayoría de la gente les da la espalda asqueados por el espectáculo que se les muestra. Al disminuir la participación en la política por el grueso de la gente común, las minorías vociferantes se apoderan del escenario político. El antagonismo entre las facciones impide llegar a acuerdos. El péndulo del poder lo que trae es la puesta en práctica de la venganza política franca. En esa situación, los asuntos que afectan a las mayorías quedan soslayadas, y lo realmente importante queda a segundo término. Los políticos buscan hacerse de cada vez más poder, y están dispuestos a lo que sea con tal de conservarlo. O bien, simplemente se aprovechan del poder para el beneficio privado y particular.

En algún tiempo, "hacer política" representaba la actividad de buscar acuerdos y tender puentes con diversos actores con influencia, a manera de obtener apoyos que resultaran en un beneficio más o menos generalizado. Si bien las facciones políticas siempre están enfrentadas por el poder, había una tendencia para que el discurso político fuera agradable al grueso de la población, tendiendo naturalmente hacia el centro del espectro político. Pero ante la mirada indiferente del electorado, y la creciente influencia política de grupos radicalizados, los discursos se hacen más agresivos e intolerantes. Se denuncia al contrario no como rival sino como enemigo, y al enemigo hay que aniquilarlo.

El respeto básico de civilidad, donde se acuerda plantear propuestas políticas, se ha perdido. En su lugar, está la descalificación sin medida del otro. Se le tilda de loco, violento, criminal entre los epitafios más suaves. Se busca la suciedad del contrario para exhibirla, aun a riesgo que la misma pudrición salga de la cloaca del otrora denunciador. Lo que importa no es quién está limpio (puesto que ninguno lo está) sino quién grita más fuerte la suciedad del otro.

Y mientras todos están distraídos con este circo, bajita la mano, se generan beneficios de los cargos públicos, ya sea de manera directa como indirecta. Los escándalos están al por mayor, pero se tiende la cortina de humo política, acusándo a los enemigos políticos de fabricarlos, y que en todo caso, el escándalo del que está en frente es peor que el propio, asi que hay que ver para allá.

La política no solo está envenenada. Está prácticamente muerta.